Lo que aprendí en mi primer año mapeando el circo latinoamericano - Parte 1
3/6 reflexiones, ningún consejo
Echando la vista atrás, hace poco más de un año que empezó Está Pasando, el proyecto de mapeo del circo latinoamericano. Por suerte, Circustalk me dio la oportunidad de explicar la idea original que puedes leer en su web . Y digo "por suerte", ya que como cualquier buena idea ha mutado, ha madurado, se ha adaptado a la realidad. Hemos atravesado imprevistos, oportunidades e incluso intentos de golpes de estado.
En un año hemos recorrido más de 15.000 km en furgoneta, en bus, en tren. También en barco, por cierto. Ahora escribo esto desde el aeropuerto de Madrid, tras tomar un vuelo desde Chile, sabiendo que es hora de hacer una recapitulación. Y, qué mejor manera que hacerlo junto a ti. Un año da para mucho aprendizaje. Imposible de resumir en palabras. Pero haré lo mejor que pueda.
Por cierto, nunca dejé de escribir. Por si te lo estabas preguntando. Si acaso dejé de publicar, pero llevo un registro de todo lo que ha ido pasando. Cuando saque voluntad, lo compartiré de nuevo.
Todo cambia (todo el tiempo)
Hace un año, compartía esta imagen con Circustalk. Era la imagen del proyecto, que yo mismo usaba para regocijarme en la aventura que estaba por llegar. Tal y como lo imaginaba entonces, el proyecto duraría poco más de un año. Dos a lo sumo. Recorreríamos la costa de Sudamérica hasta Colombia (Fase 1) y ahí decidiríamos si el proyecto continuaba o no (Fase 2).
Aterricé en Buenos Aires, de ahí fui a la Convención de Circo de Uruguay, cuando terminó fui a La Plata, a visitar a Simón. Luego a Rosario, a otra convención de circo. De ahí a Valparaíso, al festival Valpo Circo. Una vez en Chile, pudimos dedicarle tiempo a adaptar nuestro furgón, "La Cósmica", que le compramos a un clown chileno. Digo "pudimos", en plural, porque este proyecto lo estamos haciendo entre Josefa Iskándara, malabarista chilena, y yo.
En diciembre lo teníamos todo casi listo para iniciar el viaje: cruzar el desierto de Atacama, ir al Valle Sagrado en Cuzco y de ahí seguir subiendo. Teníamos muchas cosas que hacer en Lima. Pero el 7 de diciembre de 2022 hubo un intento de golpe de estado en Perú, y eso provocó el cierre de las fronteras terrestres ya que hubo disturbios en la zona sur del país. Sobre todo en Cuzco.
Pasó el mes de diciembre, nosotros aprovechamos para arreglar algunos temas mecánicos de "La Cósmica" pero las fronteras seguían cerradas. Así que decidimos adaptarnos a la situación, hacer tiempo y bajar al festival Sur Circo, en Frutillar. Puedes leer la historia completa aquí . Además, aprovechando que estábamos en la zona, organizamos un seminario de malabarismo funcional en Chiloé, lo que nos permitió conocer al nuevo circo tradicional de los Hermanos Castro. Mientras tanto, Marcelo Troncoso llevaba a cabo el documental de las dimensiones del malabarismo en Chile, que pudimos llevar a cabo con el apoyo de Circustalk.
Sin darnos cuenta pasó el verano, que en el hemisferio sur es durante los meses de diciembre, enero y febrero. Comenzó a hacer mucho frío en el sur de Chile, así que decidimos ir a Paraguay, a la convención de circo. Allí seguro que haría calor.
Espera un momento. Viajar a Paraguay. Desde el sur de Chile. Eso son 3200 km aproximadamente.
Spoiler: no lo conseguimos.
"La Cósmica" cruzó los Andes sin problema, una vez en Argentina se nos rompió no una. Ni dos. Ni tres. Ni cuatro. Ni cinco veces. Seis, quizás. A la quinta dejé de contar. Por suerte la comunidad de circo es enorme y hay tantas personas buenas, que nos ayudaron en cada paso, cada situación, que lo que pudo ser horrible, se convirtió en una oportunidad para conocer de cerca otras formas de hacer circo. Desde pueblos perdidos hasta grandes urbes. Luego te cuento esta parte.
Tras más de cinco meses reparando nuestro furgón en Argentina, pudimos regresar a Chile para participar en el Congreso Internacional de Malabarismo y Artes Circenses (CIMAC), donde nos habían invitado a dar unos talleres. Luego aprovechamos para participar en la Convención nacional de circo de Chile.
Y ahora, tras un año. Ya no mido el tiempo en días, sino en kilómetros y ese primer mapa que te mostraba al principio del artículo, quedó así:
Así que, como conclusión de este primer capítulo te diría que todo, absolutamente todo, cambia. Esto es cierto cuando viajas, pero es igual de cierto, aunque creas que tu vida es estable, tranquila y rutinaria. Todo cambia. La persona que empezó leyendo esto no es la misma persona que lo está leyendo ahora mismo, segundos después. Tus motivaciones de hoy no son las mismas que las de la semana que viene. Lo que hoy es una meta, mañana será un medio o una frustración, quién sabe. Pero todo cambia, todo el tiempo.
En este año he aprendido que hacer planes está bien si eso es lo que necesito para levantarme y ponerme en marcha. Pero una vez estás dentro del plan, tengo que asumir que todo va a cambiar. Y, de hecho, ese es el plan: adaptarse a cada paso.
No es un proyecto, está pasando.
Esto lo aprendí de Iskándara. Es una reflexión suya, que me dió mucho que pensar.
Los artistas pensamos siempre en proyectos. Nuestro estado natural es hacer proyectos, presentarlos, esperar a que sean exitosos y luego preparar otro proyecto. Al menos en España es así. En Latinoamérica también.
Cuando, antes de iniciar el viaje hablaba del "proyecto" Está Pasando, tenía sentido porque me refería a algo que haría en el futuro. Pero luego, cuando ya llevábamos meses viajando, yo seguía definiendo a Está Pasando como "un proyecto de mapeo del circo latinoamericano".
Pero entonces no era algo que fuera a hacer en el futuro, era mi día a día. Era a lo que me dedicaba. Ya no era un plan en un papel. Sin embargo, ¿qué era?, ¿qué es?
Si intento explicarlo usando la arquitectura como símil, un proyecto arquitectónico hace referencia a la fase inicial: diseño, propuesta, presupuesto, memorias técnicas y plan de ejecución. Pero una vez que se inicia la construcción, ya hablamos de "obra". Una vez terminado ya pasamos a denominarlo "edificio".
En las artes, puede ser algo parecido, ya que la "obra" en español hace referencia a la obra escénica. "Una obra de teatro".
Pero esto que estamos haciendo, ¿qué es? Recorrer miles de kilómetros por Sudamérica, buscando a las personas que sostienen la comunidad de circo en sus respectivas ciudades, haciéndoles entrevistas y dando visibilidad a la red.
No es una obra escénica, porque no hay un inicio claro. No hay un público que pague una entrada. No hay un final. Simplemente empezamos a hacerlo y fuimos adaptándonos, como dije antes. En este momento hemos entrevistado a más de 60 personas, y hemos podido colaborar en decenas de "proyectos" de circo: escuelas, cooperativas, centros sociales, festivales, convenciones, varietés, espectáculos.
Entonces, ahí está. He vuelto a usar la palabra "proyectos". ¿Qué son sino todas estas formas de realizar circo? Están pasando. Ya son algo concreto y en funcionamiento. No son proyectos, pero no sé cuál es la palabra que las define. Por eso, mientras la encuentro, solo puedo concluir que es circo.
Está Pasando.
Las nuevas familias de circo
No sé si ha sido casualidad, pero durante este año de viaje hemos sido huéspedes de muchas familias con peques. Normalmente eran artistas de circo, gestores, profesores, payasos o incluso gurús de entre 25 y 40 años, que estaban criando.
Uno de los aprendizajes más poderosos que me he llevado durante este viaje es que existen otras formas de crianza, más allá de los estereotipos y de los "debería". Lo que me he encontrado han sido personas que no tratan a sus hijos como si fueran algo de su propiedad, sino más bien como seres humanos libres y completos que casualmente han caído bajo su cuidado y acompañamiento. Siempre desde el amor, pero respetando la independencia. Con reglas, sí; pero siempre desde la negociación. Desde la igualdad y el respeto.
Quizás es algo que se puede ver más allá del circo, no soy experto en el tema. Yo lo encontré en este viaje, en estos lugares, con estas personas. Todas ellas relacionadas con el circo.
Pero me ha parecido fascinante ver este eje común de crianza que se repetía a través de miles de kilómetros de distancia, entre familias que no se conocían de nada pero que abordaban la crianza de formas muy similares.
Una de esas personas me dijo que la clave era intentar hacer brotar la esencia de la persona, de la forma más pura posible. Acompañándola en su proceso, aprendiendo también de ella. Viendo a través de sus ojos y sus preguntas; reconociendo la sabiduría de la inocencia; aprovechando la oportunidad que supone ser testigo del proceso de aprender a ser alguien.
*Este artículo está publicado íntegramente en circustalk. Próximamente te llegará la parte 2.